Este 22 de julio arrancó la temporada del Signo Leo y es momento de hablar del primer arcano que está enteramente relacionado con este signo: La Fuerza (también llamada La Fortaleza). Hagamos un repaso por algunos de los símbolos de esta carta:

Mujer joven sujetando a un león: coraje espiritual y poder de la voluntad.
León: fuerza de lo primitivo en el hombre; energía, la tentación dominada.
Sombrero de mago: fuerza, ciencia sagrada, inocencia.
Mirada calma y serena: seguridad y estabilidad en todo aspecto.

Esta carta nos trae una maravillosa oportunidad de continuar lo que veníamos experimentando en la temporada anterior de Cáncer. Veamos:
Nuestra consciencia se deja engañar por lo inconsciente y cree en su libertad cuando sigue o responde a un motivo inconsciente o a una costumbre. El falso sentimiento de responsabilidad o culpabilidad de muchos alineados o neuróticos no es lo que prueba su libertad sino lo contrario. La libertad es conocimiento (juicio) que viene de la capacidad de la reflexión y abstracción que solo se desarrolla verdaderamente en el hombre y que le permite siempre, confrontando la sensación inmediata con el pasado de igual tipo, extraer ideas generales y conceptos.

Ciertos determinismos morales, religiosos, legales, sociales, instintivos, etc. coartan nuestra libertad. Puede ser esa música fuerte que no nos deja pensar y nos llena con enojo y frustración; el periodismo que tiene un poder incalculable del micrófono, la radio y la TV y los diarios, que nos inyectan con ideas, teorías, doctrinas, emociones y tendencias que luego la gente asimila como si fueran ‘infalibles’.

La idea fundamental es la lucha de la Fortaleza contra el León: la libertad contra la esclavitud de la materia. Lo vil no se debe destruir, sino transmutar; todos llevamos adentro una bestia a la que debemos transmutar. Los instintos llevan un enorme caudal de determinismo, pero la fuerza del intelecto y de la voluntad nos separa de lo animal porque nos aporta capacidad de trascender y sublimar. Con toda esta información, podemos ahora entender y aplicar la energía de este arquetipo.

El poder de la razón está por sobre la fuerza bruta. La fortaleza moral es capaz de controlar la pasión animal y establecer una alianza entre su parte instintiva y sus valores espirituales. Quien controla sus instintos logra dominar sus pasiones y las tentaciones. Pero no se trata de luchar contra ellas, sino de saber sublimarlas, fluir y hacerlas cesar. La Fuerza o La Fortaleza pone cada cosa en su lugar. Aquello que nos incomoda, que nos afecta terriblemente o nos hace perder el control de manera desproporcionada, nos muestra una parte de nuestra propia “sombra” (que explicamos en otros posts anteriores). Esos temas corresponden a una parte oculta de nosotros mismos y nos señalan nuestro lado oscuro, poderoso y desconocido.

En nuestro proceso de maduración conocer nuestro propio “lado oscuro” significa poder aprender de nosotros mismos. Es fácil reconocer nuestras virtudes, pero muy duro reconocer nuestra negatividad. Hacerle frente a la sombra requiere coraje y fortaleza. Pero sólo enfrentándola y reconociéndola en toda su amplitud podremos trascenderla. Por lo tanto, ojo con la falta de diplomacia, la ira, la envidia… esto solo nos aleja de la luz. No trates de dominarte “por la fuerza”: tarde o temprano la pasión que quieres dominar asalta e irrumpe. No trates de dominar al otro: tarde o temprano se revelará contra ti. La violencia engendra violencia.Siempre habrá excusas y otros culpables, a fin de no asumir la responsabilidad por cuanto pensamos, decimos y hacemos. De esta manera no integramos nuestra sombra, no admitimos que ella nos pertenece y no podemos transitar por su territorio para superarla.

La “fortaleza” es la capacidad que poseés para manifestar el dominio de la razón, e incluso del espíritu, por sobre las pasiones, emociones y pensamientos que te limitan y consumen tu energía. Miremos nuevamente la carta… una mujer, con una mirada serena, abre con sus propias manos la intimidante boca de un león. La Fuerza nos recuerda que logramos más con suavidad y prudencia que con imposición y autoritarismo. Las claves están en nuestra claridad interior, decisión, perseverancia y autoridad.

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